miércoles, 2 de septiembre de 2015

Adolescentes usan WhatsApp por más de 12 horas cada día

Adolescentes de la urbe alteña admiten que utilizan la aplicación WhatsApp desde su celular por hasta 12 horas cada día, pese al riesgo de ser víctimas de trata y tráfico de personas.

María, nombre ficticio, es una adolescente de 12 años quien confiesa que visita los centros de internet al menos siete veces a la semana para conectarse con sus amigos de colegio, y, además, utiliza el servicio de mensajería de WhatsApp durante la mayor parte del día.

“Yo sólo hablo con ellos en el What y nada más, les cuento mis actividades y todo lo que me ocurre, al igual que a mis amigos de colegio, no creo que eso sea peligroso, porque sólo hablamos y si me invitaran a salir ahí sí creo que no aceptaría, porque la verdad no sé si son los de la foto”, expresa la joven con una sonrisa coqueta pero poco convencida de identificar que las redes sociales generan un riesgo.

María, al igual que otro grupo de adolescentes reunidos fuera de uno de los colegios de la zona Villa Dolores y otros al interior de un centro de internet en inmediaciones de La Ceja, dieron a conocer que todos ellos se encuentran concentrados frente a la pantalla de la computadora o de su celular sin divisar el origen de sus nuevos contactos, quienes, en el caso de las muchachas, son en su mayoría varones.

Otros escolares si bien prefieren jugar en red, entre dos o más de tres amigos, los mismos están conectados con sus celulares o audífonos que permite su total aislamiento del entorno y sumergirse en sus propias “comunicaciones” de las redes sociales.

Consultados sobre si aceptarían una “cita a ciegas” con sus nuevos contactos del WhatsApp, los varones afirman que sí porque su encuentro sería con muchachas, mientras que las mujeres dudan por algunos minutos, pero luego indican que aceptarían si llegan a la cita con otra amiga, esto más por seguridad. Pero ninguno de los dos grupos rechaza una invitación de una persona que no conocen, factor que, de acuerdo con investigadores de la Felcc, permite que las víctimas se muestren disponibles para que personas inescrupulosas aprovechen incluso la situación emocional de las adolescentes.

María expresa que la comunicación con sus padres no es la más adecuada, más aún cuando ambos tienen que trabajar y su padre sólo se comunica con ella para llamarle la atención, regañarla o revisar en sus cuadernos si tiene o no tareas pendientes, pero se da cuenta que ambos progenitores desconocen el manejo de las nuevas tecnologías donde ella encuentra un mundo “perfecto” para solicitar “consejos” y donde puede recibir una serie de opiniones, sin preocuparse del origen o la intensión de ellos.

“En varias ocasiones tuve que mentir para poder quedarme más tiempo en el internet y seguir chateando, pero a fin de año mi celular será más moderno para seguir chateando y estar en contacto desde mi casa y la movilidad”, indica la menor sin percatarse del riesgo que representa el mostrarse en vitrina ante las redes sociales.

De 100 casos denunciados como personas desaparecidas en la ciudad de El Alto en menos de un mes, el 90% eran adolescentes mujeres, quienes tenían una actividad permanente con sus pares o amigos no conocidos en sus páginas de Facebook, pero son los padres de familia los que desconocían dicha situación, explica el investigador de la Felcc.

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