domingo, 5 de febrero de 2017

Grupos de WhatsApp de padres de familia, entre el amor y el odio


Lo que para algunos padres es una herramienta útil, para otros se puede convertir en una pesadilla: los grupos de padres de familia en WhatsApp.


Si bien es práctico para estar informado sobre las tareas y las actividades que realiza el curso, cuando llega la época de exámenes, las notificaciones bombardean el celular con mensajes sobre el número de página, la fecha de entrega de la tarea o cómo se resuelve el ejercicio seis.


Ruth Justiniano, que tiene una hija en sexto de primaria y dos grupos de papás, el del curso y el de la ‘promo’; reconoce que el sistema de mensajería la agobia pero que si no estuviera en el grupo no se enteraría de muchas cosas porque su hija “es muy olvidadiza”.

El lado oscuro
En los grupos, pensados para hablar sobre la educación de los hijos, algunos papás suelen irse por las ramas. “A veces ofrecen cosas para vender, mandan memes o invitan a eventos que no tienen nada que ver con el colegio”, relata María Elisa Muñoz, que tiene una hija de siete años cursando segundo básico.


Pero la peor parte se la suelen llevar los profesores. A veces, los papás no tienen respeto y “escriben a cualquier hora para hacer preguntas poco trascendentales como si comió la merienda o con qué color de polera deben llevarlos mañana”, señala María Angélica Antelo, quien es maestra parvularia hace 16 años y añade que si el profesor “no responde, encima se enojan porque muchos padres lo asumen como un compromiso virtual”.

Así sobrevivían antes
Amalia Moscoso tiene 66 años y tres hijos profesionales criados en la época sin internet. Para ella, no ha influido la ausencia de una herramienta como WhatsApp en la formación de sus hijos y puede que incluso haya sido mejor, porque aprendieron a asumir sus deberes por cuenta propia y sin el radar de los padres.


“Creo que antes los chicos crecían con un mayor sentido de responsabilidad (…) mis hijos han aprendido a lidiar con sus problemas”, sostiene con orgullo y cuenta que antes “la comunicación con el profesor era más personal”. Con ella coincide María Angélica, quien asegura que “cuando no existía esta herramienta había más comunicación con los papás, era más sincera y los padres los escuchaban más”.

Las reglas del juego
El colegio Beth de Buenos Aires (Argentina) publicó el año pasado una guía para que los grupos de papás cumplan su función sin ser un martirio. El decálogo, que puedes ver en la infografía de la página anterior, incluye consejos como “información sí, chismes no” o “no exageres con el uso de emoticones”.


Con todo, lo bueno y lo malo de la plataforma, las mamás consultadas por EL DEBER aseguran que no dejarán los grupos porque se pueden perder de mucha información práctica.


Para que la herramienta sea sostenible, Óscar Gonzales, autor del libro Familia y escuela, citado por El Diario, da un consejo que aplica tanto para la vida real como para la virtual: "si no tienes nada útil que aportar, mejor no digas nada"


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